30 de noviembre de 2010

Tentativa y consumación

Un miércoles y un jueves. Un día después de otro. Un intervalo de 20 horas. Un paso al costado y un paso adelante. Una tentativa y una consumación. El miércoles fallé, pero el jueves no. El miércoles entré, y quise hablar, pero no pude. Fue un comienzo de ejecución con frustración del resultado, pero no por razones ajenas al agente. No. El resultado se frustró por razones propias del agente: la cobardía. Pero el jueves fue distinto. La ejecución se consumó. Así es, cansada ya de ser cobarde y pasar de largo, tuve que hacerlo. Se lo pregunté. Se lo pregunté y me contestó. Franco… se llama Franco. El chico de la librería cobró identidad, es Franco. ¿Y yo? Mayca. ¿Mayca? Sí, Mayca. Cuando vencés el miedo de hacer algo y finalmente lo hacés, tu cuerpo siente un montón de cosas. Primero malestar y un poco de temblor, pero después se siente muy bien. Como satisfacción, o plenitud, o algo así. Como cuando en la propaganda el que tiene sed por fin se toma el vaso de cerveza fresca. Como cuando en las películas de amor por fin se dan el beso. Como cuando la profesora de gimnasia dice “aflojen”. No soy buena para las metáforas. Tampoco soy buena para repartir las cartas ni para cantar en francés. Pero ya no quiero que todas las cosas para las que no soy buena me detengan de hacer lo que quiero. Complejos, tengan cuidado porque en cualquier momento me suelto. Ah, y Franco, vos también tené cuidado.

10 de noviembre de 2010

Inseparables

Hoy iba camino a la facu y vi algo que me llenó de ternura. Una mamá de la mano con su hijita por la vereda. Cuando aparecía un obstáculo, no separaban las manos, si no que lo sorteaban levantando los brazos o dandole la vuelta. Gestos dulces si los hay.