30 de abril de 2007

El mundo

EL MUNDO

Eduardo Galeano



Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.



A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.



-El mundo es eso - reveló - Un montón de gente, un mar de fueguitos.



Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.



No hay dos fuego iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta me la escribiste a miii!

te quiero pitaa