20 de octubre de 2010
Fashion Feet Spy
Los Martes y Jueves curso en un aula de la planta baja. La materia es muy aburrida, casi nunca presto atención, y para no quedarme dormida miro para afuera. Bueno, al menos lo intento. Las agrupaciones en mi facultad llenan de afiches todos los espacios posibles. Las ventanas, las puertas, las paredes, las escaleras, los escalones, el suelo, la baranda. Adentro y afuera. Rosados, azules, amarillos, verdes, blancos, violetas. En todos los pisos. No quedan lugares sin utilizar, en todos hay un papel. Bueno, en casi todos. Hay un lugar que las agrupaciones menosprecian: los vidrios más cercanos al piso. Como son los únicos vacíos, son los que más me llaman la atención a mí. Tienen mucha mugre pero igual se ve para el otro lado. Miro la gente que pasa, cuando viene y cuando va. En realidad, miro sus zapatos. Miro botas, sandalias, mocasines, zapatillas, con taco, sin taco, con cordones, sin cordones, blancos, negros y de colores. Bueno, miraba, porque ahora ya no. Yo no podía verles las caras, entonces era como si los espiara, porque los miraba sin que supieran. Era como la vidriera de una zapatería en movimiento. Ayer fueron las elecciones y tuvieron que sacar todos los papeles. No había nada para esconder mi voyeurismo pédico ni para ocultar las identidades de los modelos de pies. Ahora puedo ver quienes pasan, y ya no es divertido. Ya no hay misterio. Así que no miré más y ahora me voy a tener que encontrar algo más para entretenerme en clase.
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